lunes, 15 de agosto de 2011

CARTA ABIERTA DE SACERDOTES CATOLICOS AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, MAURICIO FUNES

Desde nuestra condición de pastores de la iglesia católica, preocupados por el rumbo de nuestro país y por las duras condiciones de vida de una gran parte de ciudadanos, más de un centenar de sacerdotes, ofrecemos algunas reflexiones al Sr. Presidente en sus dos años de mandato y en torno a la última decisión de la Sala de la CSJ.

1.- Con su llegada a la Presidencia, usted despertó la esperanza de este pueblo, mayoría
pobre y arruinado, despertó esperanza en nosotros, servidores del pueblo, en nuestras
comunidades y parroquias, en las organizaciones populares y en hombres y mujeres, de
todas las clases sociales, personas honestas que lo único que desean es vivir en paz y
poder ganarse la vida con su trabajo, sin abandonar el país, en un sistema democrático
donde el gobierno sea el valedor y defensor de los derechos de esas mayorías empobrecidas, como nos dice la Constitución.

2.- En sus primeras intervenciones aumentó la esperanza cuando usted coincidía con las aspiraciones más justas y nobles del pueblo. Gobernar como un servicio a las mayorías, con transparencia y honestidad inspirándose en nuestro Pastor y Mártir Mons. Romero.
Qué lindo panorama!

3.- Durante los dos años de su gobierno, recién cumplidos, aunque reconocemos  algunos esfuerzos por mejorar su forma de gobierno, debemos manifestarle el sentir de bastantes personas y decirle que hemos pasado de la esperanza, a la decepción, al desencanto y hasta la frustración casi total. La nueva forma de hacer política, que usted prometió sin temblarle el pulso, al servicio de las mayorías, se ha quedado en palabras.
Persisten los graves problemas de violencia; desempleo; emigración forzosa; salud mal
atendida; corrupción en los distintos estamentos del estado, sin desenmascarar y castigar
a los corruptos de los anteriores gobiernos; reforma fiscal, no abordada en profundidad,
para que paguen quienes tienen bienes y se castigue la evasión fiscal tan habitual entre
los poderosos del país; una política exterior continuista, apegada a los lincamientos del
imperio, etc.
No percibimos acciones valientes y decididas que puedan cambiar este rumbo y ser interpretadas como el amanecer de una nueva manera de servir al pueblo, con el pueblo
y desde el pueblo.. Parece estar atado a la argolla de los poderosos.
Esta situación permite escuchemos de la gente que la elección de su persona para Presidente fue una de las grandes alegrías políticas que ha tenido este pueblo, pero esas
alegrías se han ido apagando para dar paso a la estafa política más grande, dolorosa y frustrante que ha sufrido El Salvador en su vida “independiente”.

4.- Por último lamentamos profundamente y rechazamos su apoyo a la reforma de la Sala de lo Constitucional, gota que ha colmado el vaso. No somos técnicos en jurisprudencia pero creemos sinceramente que aquí también se ha equivocado. Desde la llegada de los cuatro magistrados a la Sala de lo Constitucional se inició una dura batalla entre dos maneras de legislar. Una, apegada al derecho, según algunas organizaciones especializadas en el tema nos han ido narrando en los medios, y otra apegada a vicios antiguos, de intereses partidistas. Dos formas de gobernar, en este caso de legislar, que evidencian la lucha titánica entre unos que utilizan sus cargos para beneficio propio o de su partido y otros, más honestos y justos, que utilizan sus cargos para hacer justicia, como debería ser siempre. Siempre pensamos que usted estaba con los segundos. Pero al parecer también nos equivocamos.
Seguramente que usted podía legalmente sancionar las reformas promovidas por los
partidos de derechas, y hasta con una urgencia bien sospechosa. Pero una cosa es lo
legal y otra lo ético, lo justo. No siempre lo legal es justo y ético. Y usted quería ser
ético y justo en su gobierno.

5.- Desde nuestra misión cristiana de construir Reino, una sociedad más justa y solidaria, sueño también de nuestros mártires y de Mons. Romero, nos apenan e irritan que los problemas históricos de pobreza y marginación, que impiden vivir con dignidad a nuestros hermanos salvadoreños no sean solucionados sino postergados para futuras generaciones. Nuestros mártires y Mons. Romero murieron precisamente por defender la vida de los más pobres. Le rogamos, Sr. Presidente reflexione, vea si ha errado y cambie.

Si Mons. Romero estuviera hoy entre nosotros, seguramente en Misa de Catedral del pasado domingo, 5 de junio le habría hecho su evaluación, no sin antes recibir información de los entendidos. Tal vez le habría dicho: “Sr. Presidente usted despertó gran esperanza en el pueblo pobre. No les defraude. Sea coherente con su programa de gobierno y sus promesas de servir a las mayorías pobres del país. Esas mayorías serán su respaldo y fortaleza. Sabemos que estamos en medio de lobos. No sea uno de ellos, ni usted ni su gobierno. Sea como el buen pastor. Que Dios le ilumine y fortalezca para que sea el Presidente que arriesga la vida por su pueblo. Si no tiene esa convicción y decisión de luchar a favor del pueblo pobre, le ruego no me utilice en sus maniobras partidarias”.

San Salvador, 10 de junio del 2011

Publicado en periodico CoLatino 11 de junio de 2011: http://www.diariocolatino.com/es/20110611/articulos/93392/CARTA-ABIERTA-AL-PRESIDENTE--DEL-GOBIERNO-MAURICIO-FUNES.htm?tpl=69

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